miércoles, 1 de enero de 2014

Desconexión Familiar

En estas fiestas de fin de año he tenido la oportunidad de asistir a varias reuniones en diferentes círculos sociales y el común denominador ha sido que más de la mitad de los asistentes por un momento se aíslan al ocupar su atención en sus teléfonos celulares o tabletas. Fue chistoso (y también preocupante) el ver que alrededor de una elegante mesa puesta para la ocasión, los comensales tenían en la mano cada quien un aparato electrónico (teléfonos celulares, tabletas, aparatos reproductores de sonido o videojuegos portátiles) que los mantenía absortos, reían sin dejar de mirar los monitores y no hablaban entre ellos.
 
Esta situación me produjo una sensación de soledad en medio de la reunión. Sin embargo, el mundo actual está regido por este nuevo estilo de comunicación. Les comparto por ejemplo, que mi hijo mayor antes de acostarse a dormir, lo último que hace es ver su teléfono celular, checando su Facebook o Twitter y al despertar su primera reacción es encender el celular y ver qué ha pasado durante el tiempo que estuvo durmiendo.
En las comunidades urbanas, la inseguridad propicia que los niños no salgan a jugar a la calle o parques por el temor de los padres a que sus hijos sea víctimas de la delincuencia. Al no poder salir han optado por pasarse horas frente al televisor, teléfono o equipos de cómputo; tiempo de sedentarismo durante el cual lo más que mueven son los dedos pulgares o tal vez el índice o medio de las manos como único ejercicio. Durante este periodo, muy probablemente se la pasan comiendo golosinas o alimentos ricos en carbohidratos. Toda esta suma de factores trae como consecuencia obesidad, tendinitis de los dedos de manos, disminución de la agudeza visual o auditiva y en casos extremos hasta crisis convulsivas. Luego entonces, lo seguro se ha vuelto insalubre y que los niños dediquen demasiado tiempo a este tipo de actividades se vuelve un factor de riesgo para desarrollar enfermedades.
En los medios rurales sucede esta misma situación aunque en menor proporción, pero poco a poco tiende a emparejarse a lo ocurrido en las comunidades urbanas.
Recuerdo cuando pequeño que al acudir a los parques, veía niños corriendo, brincando, jugando grupal o individualmente, juegos que significaban actividad física. Hace unos días acudí a un parque que tenía red de Wi-Fi gratuita para internet y lo que vi fueron niños y adultos con sus teléfonos y equipos de cómputo, sentados, absortos a sus monitores.
Cuando los integrantes de una familia al estar juntos se conectan a la red de internet, se desconectan en sus relaciones intrafamiliares, no fortalecen sus redes de apoyo, dejan de conocer lo que sucede en el día a día del diario vivir, no comparten sus sueños, emociones, frustraciones, preocupaciones, miedos, alegrías, logros, fracasos. Al afectarse la comunicación intrafamiliar, la cohesión familiar se reblandece, siendo más frágil y susceptible a fracturarse rápidamente ante una situación  problemática, ya sea por su desarrollo familiar normal (llamadas crisis normativas como lo son el nacimiento de nuevo hijo, adolescencia, estudios fuera de la ciudad, matrimonio de uno de los hijos, etc.) o incluso de aparición súbita (que reciben el nombre de crisis paranormativas como lo es la drogadicción, pérdida de la libertad o de la fuente de ingresos, accidentes, deudas, etc.)
Los padres de familia piensan que al tener a sus hijos en casa están protegidos de la inseguridad, pero es un gran error. ¿Por qué?, la respuesta se las doy a continuación con la siguiente anécdota.
Una noche que llegué a casa después de trabajar no pude salir a mi sesión diaria de ejercicio por lluvia, así que decidí utilizar las máquinas de ejercicio de mi esposa. Después de una extenuante rutina, cené y me acosté a descansar, desafortunadamente el ejercicio fuerte me provocó insomnio por lo que me puse a revisar mi correo electrónico y otras cosas por internet. Después de un largo rato seguía sin poder dormir, por lo que tuve la idea de buscar imágenes de programas de televisión infantiles para hacer hojas para colorear, así que en un conocido buscador de la red, puse el nombre en inglés de una familia prehistórica que tenía un dino-perro como mascota. Y ¡oh sorpresa!, después de varias hojas, me encontré con ilustraciones y fotografías de esta familia pornográficas, sumamente explícitas. Quedé muy preocupado de lo que los niños pueden tener accesos buscando imágenes inocentes. La delincuencia, como humedad, se ha metido en todos los resquicios de la sociedad.
Muchas veces los papás dejan navegar libremente a sus hijos por internet, sin restricción, lo que significa exponerlos a riesgos como la pornografía, la pedofilia, la trata de menores, los cultos satánicos, la violencia entre otros. Es de vital importancia que los padres revisen minuciosamente y estén al pendiente de los sitios web que sus hijos visitan, de sus ciber-amigos, sus contactos en juegos a distancia, etc. No podemos retraerlos de la modernidad, pero si tenemos la obligación de vigilar atentamente lo que hacen, con quién y qué sitios visitan.
 Les propongo algunas estrategias para mejorar la comunicación intrafamiliar y en consecuencia fortalecer las redes de apoyo en la familia:
·         Establezcan reglas durante las reuniones familiares para no utilizar los equipos electrónicos o incluso apagarlos.
·         Cuando se sienten a comer, eviten tener aparatos electrónicos como televisores o música encendidos.
·         Propicien temas de comunicación de interés con los integrantes de la familia, buscando intencionadamente saber qué sucede en el entorno social, escolar o laboral de cada uno.
·         Los niños ven en el comportamiento de sus padres un modelo a seguir. Como adultos deben tener precaución y ser prudentes al usar su teléfono cuando están en una reunión familiar, para evitar que los niños piensen que tomar llamadas y enviar textos en cualquier momento es normal y aceptable.
·         Es de muy mal gusto e incluso descortés, interrumpir una plática o reunión por atender una llamada telefónica.
·         Se deben dejar en casa los videojuegos portátiles, o en su defecto evitar usarlos en las reuniones. Lo mismo aplica a reproductores portátiles de música y video.
·         Los accidentes se presentan frecuentemente por prestar atención al celular y distraerse de lo que se hace. Incluso los aditamentos llamados manos libres no se recomiendan al momento de conducir un auto, pues la llamada telefónica te distraerá. Peor resulta textear mientras se conduce.
El aislamiento de los integrantes de una familia a través de un aparato electrónico, es un factor de riesgo para problemas sociales, biológicos y de integración familiar. Por eso, desconéctate de la red y conéctate a tu familia.
Leí en mi Facebook un mensaje que les comparto: No existe ninguna tecnología que pueda suplir la calidez de un abrazo, el afecto de una caricia o el fulgor de una mirada.
Las familias unidas, son familias integradas y capaces de enfrentar satisfactoriamente los problemas que se presenten a lo largo de su ciclo.
Aprovecho este espacio para desearles un excelente inicio de año, que sus sueños y proyectos se conviertan en realidad.
La vida no está hecha de propósitos, está hecha de decisiones.
 
Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Cancún, Quintana Roo, México. Enero del 2014