jueves, 1 de octubre de 2015

LO QUE DEBES SABER DE LAS BEBIDAS DEPORTIVAS

Durante el IV Congreso Estatal de Medicina Familiar del Estado de Quintana Roo, tuve la oportunidad de escuchar la ponencia de un gran  amigo y maestro, el nefrólogo  Dr.  Francisco  González  Hernández,  quien  al  hablar  del  tema Enfermedad  Renal  Crónica,  nos  recordó  el  daño  que le  ocasiona  a  nuestros riñones el consumo en exceso de sal.

Lo anterior me hizo reflexionar en el uso indiscriminado que en la actualidad se tiene con bebidas isotónicas o deportivas como se les conoce.

Las  bebidas  isotónicas  llamadas  también  rehidratantes  o  deportivas  están compuestas por sodio, carbohidratos (la mayoría de las veces glucosa), potasio y otros  minerales.  Estas  sustancias  favorecen  la  hidratación y  reposición  de sustancias que se pierden durante la sudoración excesiva.

Sin embargo, debido a situaciones de tipo publicitario o por moda, el consumo de estas bebidas se ha vuelto consuetudinario sin necesidad de realizar actividad física que ponga al ejercitado en riesgo de deshidratarse.

Es  muy  común  que  personas  que  acuden  a  los  gimnasios  consuman estas bebidas de forma habitual e incluso en grandes cantidades, la mayoría de las veces de forma innecesaria, pues su sudoración ha sido mínima.  Además, todas las calorías quemadas durante el ejercicio, se recuperan rápidamente con los carbohidratos que contienen estas bebidas. Resultado: No pueden bajar de peso o bajan muy poco.

También he observado a niños y adolescentes que durante las tardes tienen entrenamientos o actividades deportivas, las cuales se hacen bajo la sombra o cuando la intensidad de la radiación del sol ha disminuido, por lo tanto, sudan poco. Sin embargo, estos niños toman de 500 mililitros a un litro (en ocasiones hasta más de un litro) de estas bebidas sin que sea necesario. Con agua simple tienen más que suficiente para hidratarse.

Analicemos el sodio el sodio en las bebidas deportivas:

Es el componente principal de la sal común. Favorece que  los líquidos tengan un equilibrio  en  la  membrana  celular.  Mantiene  la  presión  arterial  y  el  volumen sanguíneo. En exceso, daña a los riñones provocando enfermedades como la Enfermedad Renal Crónica (en sus diferentes etapas hasta llegar a la Insuficiencia Renal  Crónica),  la  Hipertensión  Arterial  Sistémica,  Insuficiencia  Cardiaca Congestiva, Cirrosis Hepática, entre otras. El consumo adecuado de sodio para el ser humano en adultos sanos es de 230 gramos por día aproximadamente (una cucharadita de sal). Los pacientes hipertensos deben consumir menos de 150 gramos de sal y los pacientes con Enfermedad Renal o Cirrosis hepáticas, deben evitar su consumo.

Desde la niñez se debe fomentar la baja ingesta de sodio, para que al llegar a la edad adulta el consumo de este mineral sea mínimo.

La bebida deportiva líder en México contiene 458 miligramos de sodio en 1 litro, lo que equivale al 30% de consumo por día en personas con sodio restringido.

Cabe  hacer  mención  que  una  persona  con  Diabetes  Mellitus de  5  años  de detección o más, ya tiene daño renal, por lo que su consumo de sal debe ser menos a 150 gramos al día.

Lo más apropiado es tomar agua simple como medio de hidratación y evitar el consumo de jugos, refrescos o bebidas energéticas.

Con respecto a estas últimas, merecen mención especial por lo peligroso que resulta  su  uso  en  exceso.  Son  preparados  que  contienen  un combinado  de sustancias como la cafeína, la taurina (u otros aminoácidos), carbohidratos (como glucoronolactona, un derivado de la glucosa), vitaminas, ginseng o guaraná entre otros elementos.

Sin  embargo,  no  aportan  energía  al  organismo;  su  única  función  es  una estimulación  química  del  sistema  nervioso  por  su  ato  contenido  en  cafeína.

Además, la gran mayoría contiene Taurina que es una forma libre de aminoácido. Se  ha  encontrado  en  algunos  estudios  la  relación  existente  entre  la  taurina sintética y enfermedades que van desde la hipertensión arterial hasta derrames cerebrales, convulsiones y cardiopatías. Por estos motivos ha sido prohibida en algunos países escandinavos luego de que se vinculara estos productos con la muerte de tres consumidores.

Actualmente, existe una moda de combinar estas bebidas energéticas con alcohol, ingiriéndose altas cantidades de ambas sustancias debido a que los consumidores se embriagan de una forma lenta, pero con el riesgo en consecuencia de cursar con taquicardia (aceleración del corazón o palpitaciones), crisis hipertensivas por aumento de la presión arterial, infartos, angina de pecho,  insomnio, ansiedad, falta de coordinación motora. Ante tal situación NO SE RECOMIENDA SU USO a personas  que  tengan  alguna  afección  cardíaca,  que  padezcan  hipertensión  o algún trastorno del sistema nervioso.

También es importante saber que estás bebidas energéticas NO REVIERTEN LOS EFECTOS DEL ALCOHOL, pues es una falsa creencia entre los jóvenes, quienes  las  consumen  pensando  que  de  esta  manera  se  les  quitará  la embriaguez.

En  conclusión,  las  bebidas  isotónicas,  deportivas  o  hidratantes,  no  son recomendable para uso común. Se deben utilizar en condiciones de sudoración excesiva por ejercicio prolongado, ya sea en sombra o expuestos mucho tiempo al sol. De igual forma se pueden consumir cuando existe fiebre, siempre y cuando se haga por prescripción médica.

Con respecto a la bebidas energéticas, su consumo en exceso o habitual, no es recomendable y no cualquier persona puede utilizarlas.
Siempre será más saludable beber agua simple en una cantidad de 2 a 3 litros por día en los adultos. Como decía aquel viejo comercial ¡El agua es vida!

Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Quintana Roo, México. Octubre 2015

Visita mi website: www.cbaquedano.com.mx