jueves, 1 de diciembre de 2016

LA ALEGRÍA DE VIVIR

En más de una ocasión durante mi práctica profesional he escuchado decir a algunos pacientes que la vida no tiene sentido, que nada les importa, que ya quieren morirse, que a nadie le interesa cómo se sienten, que las enfermedades son sus únicas compañeras. Pero también me he encontrado con otros que a pesar de tener una enfermedad grave o una situación de vida complicada, sonríen, asumen su estado de salud con responsabilidad y optimismo, se esfuerzan cada día por salir adelante.

La felicidad de algunas personas, contrasta con el dolor que otros tienen. Así es la vida, unos ríen, otros lloran.

¿En qué consiste tener la alegría de vivir? ¿Se puede ser feliz en medio de la adversidad? Son cuestionamientos que me han hecho mis pacientes cuando se encuentran en medio de una crisis de ansiedad y buscan respuestas que les permitan sobrellevar sus problemas.

En algún lugar leí, que un día acudió con un terapeuta una pareja de esposos los cuales llevaban mucho tiempo de casados. El terapeuta preguntó a la señora:

-¿Su esposo le hace feliz?

Al escuchar esto, el esposo se irguió en su postura, un tanto orgulloso, pues se consideraba un buen marido.

La esposa contestó:

-No, mi esposo no me hace feliz.

El sorprendido esposo no daba crédito a lo que escuchaba.

La esposa continuó diciendo:

-El que yo sea feliz no depende de él. Ser feliz  depende únicamente de mí, pues mi felicidad no la puedo basar en el comportamiento de otra persona o en las circunstancias de mi vida.

Este relato nos hace saber, que cuando la felicidad está basada en la manera de comportarse de otras personas o situaciones de vida, se convierte en una circunstancia de riesgo impredecible, pues todo dependerá de lo externo y será muy difícil de controlar.

No existen días buenos ni malos, sólo existen días en los cuales cada momento se va presentando con una sorpresa, pues todo puede cambiar en un segundo para bien o para mal ya que la vida es un proceso dinámico. Todo lo que existe en la vida cambia: el amor, la salud, las riquezas, el clima, los placeres, el trabajo, la libertad y muchas cosas más. Por eso mi felicidad depende de mí, no de circunstancias de vida o personas.

En la actualidad, la felicidad está basada en la capacidad de adquirir cosas materiales, que por su misma naturaleza, son efímeras y transitorias. Sin embargo, existe también el riesgo de que en el camino a conseguirlas, se arriesguen las relaciones interpersonales. Muchas familias con comodidades no tienen cohesión y otras familias con precariedad son más unidas.

Cuando se acercan fechas especiales como Navidad, San Valentín, Día de Reyes, fin de año, cumpleaños o aniversarios, las personas se  ilusionan con objetos materiales como teléfonos y equipos de cómputo de última generación, televisores, juguetes, cosméticos, muebles, autos. Todo va a depender del poder adquisitivo, pero ¿esto podrá dar la felicidad? ¡Por supuesto que no! Tendrás una emoción efímera al momento de recibir estos objetos, pero no será duradera. Pasado algún tiempo te acostumbrarás a poseerle y se generará en ti la necesidad de algo más.

Sin embargo, es la vida quien te enseña el verdadero valor de las cosas. Cuando tienes un problema de salud, de pérdida de un ser querido, de economía, de trabajo, legal, es cuando en verdad entiendes que la felicidad no es tener ni poseer. Comprendes que la felicidad es estar en este mundo, disfrutando los buenos y malos momentos, los pequeños detalles, los triunfos, los fracasos.

La forma cómo enfrentas la vida, será la pauta para poder ser feliz. Cuando un individuo se encuentra deprimido, con tristeza, su sistema inmunológico baja la guardia y es más susceptible de enfermedades. De igual forma, su estado de alerta se encuentra disminuido lo que provoca a su vez, pérdida de concentración y en consecuencia está más expuesto a sufrir accidentes, perder objetos, mal desempeño laboral o social. Al final, se van generando una cadena de eventos adversos en el sujeto que le hacen pensar que todo le sale mal, que le llueve sobre mojado o a decir la clásica expresión de que sólo falta que un perro me confunda con un árbol.

Tampoco sería creíble ver a una persona en duelo con risa fácil; sin embargo, todo proceso evoluciona y el duelo es superable cuando se enfrenta la situación con una mejor actitud y rodeado de personas que le brindan amor y consuelo.

Un colega mío decía: No me molesta que me digan perro, me molesta la perra forma en que me lo dicen. Y es que la mayoría de las personas exitosas basan su éxito en la capacidad de transformar lo adverso en áreas de oportunidad y hablan de forma enfocada en la situación, sencilla, sutil, amable, risueña y convincente.

La felicidad va de la mano con un estado de salud adecuado. Pues el individuo feliz, es activo, emprendedor, dinámico y le gusta involucrar a los demás en su alegría. En consecuencia, se preocupa por su condición física, tiene una alimentación saludable,  su autocuidado es con un enfoque preventivo. En relación a la condición de alimentación, ¿han escuchado la afirmación Gordito pero feliz? esto es totalmente falso. Las personas con obesidad tienen un alto grado de predisposición a la depresión. La gente que  disfruta de la alegría de vivir, tiene una mejor calidad de vida.

Hagamos un ejercicio: Recuerda el día de hoy cuando caminaste por la calle y te cruzaste con personas ¿A cuántas de ellas viste sonreír? ¿Tú sonreíste a alguien? Creo te sorprenderás al darte cuenta de tu respuesta. Tu estrés diario, tus ocupaciones, tus preocupaciones, han logrado que la sonrisa desaparezca de tu rostro, alejando de ti la alegría de vivir.

Ser feliz es una decisión, no un estado. Se puede ser feliz con lo que se tiene, pero sin caer en el conformismo. Disfruta al máximo del regalo más maravilloso de Dios: La vida.

Tú encomienda como habitante de este mundo: ¡Ser feliz! en consecuencia, los que te rodean también lo serán.

Sonríe todos los días. Es gratis.

Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Quintana Roo, México. Diciembre del 2016




Visita mi sitio: www.cbaquedano.com.mx 


martes, 1 de noviembre de 2016

SOLEDAD EN LA PAREJA

Juntos en la buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe. Es una de las promesas que las parejas hacen al momento de casarse o deciden vivir juntos, la cual lleva implícito que a partir de entonces ya no estarán solos.

Las parejas recién casadas, en su luna de miel viven una continuidad del noviazgo  y conforme pasa el tiempo la relación va madurando o por el contrario,  muchas veces sin darse cuenta, van cayendo en una comunicación que simplemente es un intercambio de palabras superfluas que al no tener un diálogo o compenetración, las diferencias son más difíciles de afrontar.

Una situación que todos o la mayoría hemos escuchado es  que una mujer se queje de que no puede hablar con su esposo de sus inquietudes, miedos, problemas o situaciones adversas, y que prefiere platicarlo con amigas o quedarse callada como si no pasara nada y que la relación continúe como está.

Queda claro que en una dinámica conyugal así,  el dialogo no existe. La comunicación en la pareja está basada en una charla rutinaria de temas cotidianos que no tienen nada que ver con la relación de pareja, sino más bien con una lista de pendientes por resolver referentes a la casa, la escuela de los hijos, la situación económica, el clima, que efectivamente son temas importantes a tratar que no pueden pasar desapercibidos, pero que se vuelven prioritarios para la estabilidad familiar. Entonces los cónyuges, más que vivir su relación de pareja se convierten en administradores y proveedores de la familia, dejando a un lado, o peor aún en el olvido,  que antes que ser padres son esposos, personas cuyos sentimientos y deseos deberían estar antes  que sus responsabilidades y compromisos, que por dedicarse a cumplir éstos, sin querer van creando un abismo entre ellos porque no se dan cuenta que dejan de conocerse, ya no se interesan en su cónyuge como persona ni de los cambios que va teniendo o de cómo le afectan las situaciones que viven día a día. Hasta que pasado el tiempo, al mirarse frente a frente, se ven como dos perfectos desconocidos que ni siquiera saben cómo convivir entre ellos.

¿Por qué sucede esto?

Aunque no es un tema de consulta médica, en muchas ocasiones  es un referente en el interrogatorio a los pacientes. Y en el párrafo anterior sólo menciono la situación de las mujeres, sin embargo, también los hombres se quejan que con sus esposas no pueden hablar. Pero ése no es el objetivo de este artículo. Lo que en esta ocasión quiero resaltar es que el no saber expresar sentimientos, el machismo, la baja autoestima, la ignorancia, la escolaridad deficiente, el desempleo, el exceso de trabajo, las adicciones, entre otros, son factores de riesgo que vienen a debilitar o fracturar las relaciones de parejas porque impiden un diálogo fructífero que fortalezca la relación al permitir que los cónyuges tengan una comunicación más íntima que los lleve a tener un mejor conocimiento de sí mismo y de su pareja.

De igual forma, las personas que provienen de familias desintegradas o  disfuncionales, tienen un alto riesgo de trasladar esos problemas de comunicación efectiva a la familia que recién forman.

El diálogo es un arte aprendido, un aprendizaje que se puede adquirir a cualquier edad, sólo basta tener el deseo de hacerlo.

Desde niños, en nuestros hogares nos enseñan a hablar, pero muy pocas veces nos enseñan a dialogar y expresar nuestros sentimientos. Por el contrario, en muchas ocasiones nos reprimen la expresión de sentimientos como cuando al niño le dicen: No llores, sólo las niñas lloran. Aguántate como los machos. Guarda tus lágrimas para cuando me muera.

Expresiones que poco a poco van escondiendo en el interior del individuo los sentimientos que tiene, pero que no sabe expresar.

Cuando existen conflictos de pareja, las mujeres dicen: Mi esposo es frío, pero en el fondo me quiere. Situación cierta, porque para la mayoría de los varones resulta muy difícil expresar sus sentimientos, más aún a su propia pareja.

También he escuchado decir: No es necesario que le diga que la quiero, ella lo sabe, si no fuera así, no seguiría con ella. El hombre comete el error de dar por hecho que el resto de la familia (llámese esposa o hijos) saben que los ama y que están por demás las palabras y las acciones que lo demuestren. Que el hecho de que no falte sustento es la mejor prueba de amor hacia su familia.

Otra circunstancia que se vive en algunas parejas es que  los hijos adolescentes o jóvenes se vuelven confidentes de la mamá, de tal manera que suplen con ellos la falta de diálogo con el esposo. Pero cuando los hijos tienen que  abandonar el hogar como parte de su ciclo de vida, la mujer queda nuevamente sola con un hombre con quien no está acostumbrada a dialogar y expresar  lo que le sucede. Están juntos, bajo un mismo techo, pero sin una verdadera relación de pareja ni apoyo mutuo o interés por lo que le sucede al otro. Como cuando adultos mayores acuden a consulta solos.

En toda relación de pareja, sin importar edades o tiempo juntos, el diálogo debe ser su estilo de vida, indispensable para madurar en la relación y mantener una comunicación efectiva que lleve a la unidad y pertenencia de los cónyuges.

En  ocasiones, el no mirar fijamente a la persona con quien se habla, el estar haciendo otras actividades mientras decimos que la estamos escuchando, o interrumpirla cuando aún está hablando, son actitudes negativas que pueden hacer pensar que no es importante lo que el otro expresa. Por eso, es imprescindible que en el diálogo se otorgue tiempo para escuchar con  paciencia y atención, además de disponer todos nuestros sentidos para recibir el mensaje que mi pareja quiere comunicarme, esto es hacer un silencio interior para ser receptivo a lo que el otro necesita decir. Y con esta actitud demostramos que valoramos su persona.

Es a través del diálogo basado en sentimientos, que las parejas pueden superar las crisis que inevitablemente se presentan en las diferentes etapas de la vida conyugal y familiar. El poder mostrar nuestro yo interior, cómo soy en realidad,  no nos vuelve vulnerables ante la pareja, por el contrario, fortalece nuestra unión al conocernos más e incrementa el amor que fue el motivo principal por el que decidimos unirnos.

Cuando se vuelve un hábito en nuestra dinámica marital darle la  importancia que merece nuestro cónyuge y mantenemos una actitud dialogante que fortalece la relación,  nos hace experimentar pertenecido, amado, protegido, escuchado.

La relación de pareja, va a ser duradera cuando se logra una comunicación efectiva a través de un dialogo basado en sentimientos.

Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas
Lic. Adriana Guadalupe Domínguez Vázquez

Cancún, Quintana Roo, México. Noviembre del 2016





sábado, 1 de octubre de 2016

MALA ALIMENTACIÓN

Es muy común que cuando una persona descubre que su sobrepeso u obesidad ya ha rebasado los límites por ella permitidos, diga: Me voy a poner a dieta, el lunes empiezo.

Llegado ese fatídico lunes, empieza con mucho entusiasmo y optimismo a realizar su dieta en la mañana, pero ya avanzada la tarde de ese día, los ánimos han decaído y se manifiesta  ansioso e incluso desesperado.

La palabra dieta, habitualmente la asociamos con restricción de alimentos, concepto que genera angustia en los pacientes aún con sólo escucharla. Por tal motivo, se sugiere cambiar la palabra dieta por Plan Alimenticio, pues en realidad de eso se trata, de realizar un plan de alimentación que permita medir calorías, balancear los diferentes grupos de alimentos y establecer horarios para realizarlos con la finalidad de disminuir  o  aumentar de peso según sea el caso.

El subir de peso es algo que se presenta la mayoría de las veces de una forma gradual y silente, ante la permisibilidad inconsciente del individuo, quien envuelto en su dinámica diaria, empieza a ganar peso poco a poco sin darse cuenta.

Es común pensar que el sobrepeso u obesidad que tenemos en la edad adulta es por herencia de nuestros padres y abuelos, ya que como ellos son, nosotros necesariamente tenemos que ser así, pues es una característica de la familia. Y aunque existe cierto factor genético predisponente, la mayoría de las veces lo que se heredan son hábitos y costumbres de nuestra familia que nos llevan a repetir patrones o estilo de vida que da como resultado que tengamos una fisonomía  similar.

Les recuerda algo: ¡Acábate toda tu comida si quieres postre! ¡Come tortillas, para que te llenes! ¡Mamá, no hay refresco para comer! Este tipo de costumbres, se fueron quedando marcadas desde nuestra niñez a la edad adulta. Patrón de conducta que reproducimos en la crianza de nuestros hijos.

Si somos observadores encontraremos la mayoría de las veces en familias con papás obesos, que sus hijos también lo son, pues comen lo mismo, tienen la misma actividad (poca o nula) y no porque sea genético, sino por los usos y costumbres que vamos inculcando a nuestros hijos.

El comer sano es una disciplina difícil de llevar a cabo si no se tiene el hábito. Situación que se complica aún más por las condiciones laborales desfavorables, como por ejemplo comer sin un horario rutinario habitual u omitir alimentos. Cuando no tenemos una hora determinada para la comida todos los días provoca desajustes metabólicos en el organismo que condiciona que las personas suban fácilmente de peso por el desorden alimenticio. Pero además, esta  situación  se refuerza por el hecho de que el individuo con jornadas laborales largas o extenuantes, llega a su domicilio muy cansado y sin el ánimo o deseo de realizar ejercicio. Es así como sobreviene el sobrepeso.

Un error que habitualmente cometen las personas que quieren bajar de peso es dejar de cenar. Al omitir la cena, el organismo pasa casi 18 horas de ayuno entre alimentos, por lo que el metabolismo interpreta esta ausencia de alimento como carencia, en consecuencia, el metabolismo se vuelve lento con la finalidad de preservar energía para el individuo. Cuando la persona come de nuevo, el cuerpo almacena los nutrientes preparándose para la carencia, de tal forma que al dejar de cenar mandamos una falsa señal de carencia lo que condiciona que al final de un tiempo de realizar esta práctica no solo no se pierda peso, sino que incluso, se gane peso al dejar de cenar, debido a que el metabolismo no procesa la energía y las calorías se van acumulando.

En muchas ocasiones, el paciente que acude a control de peso dice: La verdad no como tan mal para tener obesidad. 

Les pongo un ejemplo de cómo cometemos errores en nuestra alimentación: Por necesidades de trabajo, muchas veces se tiene que comer fuera de casa, así que con tal de comer bien, el individuo pasa a un lugar en donde venden sándwiches hechos de pan integral alto en fibra, jamón o pierna de pavo, queso panela, germen de trigo, lechugas, tomates y aderezos bajos en calorías. Este sándwich es acompañado de un litro de jugo de naranja ¿En dónde estuvo el error? Estuvo en el litro de jugo que contenía ocho naranjas dulces en promedio. Esa cantidad fue inadecuada y echó  a perder la buena intención de comer sano. Lo mismo sucede cuando la gente por las mañanas toma licuados con frutas o cereales, pues la mayoría de las veces toman un litro de estos productos, rebasando las calorías que se deben consumir. Tal es el caso también de las leches achocolatadas (que en realidad es azúcar  y saborizante) que los niños (y muchos adultos) acostumbran beber como parte de su desayuno, merienda o cena.

La cantidad es importante. Por ejemplo, las vacas únicamente comen hierba y están gordas ¿Por qué? Pues por la cantidad excesiva de pasto que ingieren.

De igual forma, el no balancear adecuadamente los alimentos,  incrementa las calorías aunque la cantidad no sea mínima.

Donde vivo, venden uno tacos los cuales preparan con tortilla de maíz (habitualmente dos tortillas por taco), frijol en pasta (frijol colado), carne de cerdo empanizada, arroz y salsas.  Aunque el individuo sólo coma 2 tacos, la alta cantidad de carbohidratos contenidos en el alimento, le hace ganar peso fácilmente.

La comida rápida es uno de los condicionantes que favorecen la obesidad y el sobrepeso, pues la mayoría de las veces son freídas en grandes cantidades de aceite y ricas en carbohidratos.

Otro mal hábito de los papás es comer lo que sus hijos no comen para que esa comida no se desperdicie. De esta manera rebasan la porción recomendable para una comida.

El consumo habitual de jugos artificiales, néctares, jugos concentrados (artificiales o naturales), leches saborizadas, galletas, frituras, yogurt saborizado, son errores en la alimentación. Se debe evitar que los niños y los adultos consuman estos productos  que lo único que aportan son kilos de más. Por lo que se deben sustituir por  agua simple o de sabor hecha en casa y consumir más alimentos sanos como frutas y verduras.

El Plato del Buen Comer es una estrategia adecuada para llevar una buena alimentación, que de la mano con la realización de ejercicio diario de forma constante mínimo por 30 minutos, nos permitan tener un adecuado estado de salud, libre de obesidad y en consecuencia de enfermedades crónico-degenerativas secundarias.

Nuestra salud, invariablemente dependerá de lo que comemos o dejamos de comer. La perseverancia y la disciplina nos ayudaran a conseguir cambios significativos en nuestro estado de salud.

Te invito a que hagas un autoanálisis respecto a tu alimentación y cómo ésta influye en tu salud o en tu estado de ánimo para seguir adelante cada día. Si encuentras que hay algo que no es favorable o que te afecta negativamente, valdría la pena tomar la decisión de modificar tu estilo de vida para estar mejor. Te aseguro que sí se puede lograr. Y si es necesario, busca ayuda profesional para que realices los cambios necesarios para tu bienestar.

Una observación muy importante es no caer en el error de usar productos milagro que por el simple hecho de consumirlos harán maravillas en ti. Cabe recordar que cada persona es diferente y por consiguiente, sus necesidades y condiciones metabólicas son particulares, por lo que su plan alimenticio debe estar acorde a éstas para que tenga una vida saludable. 


Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Quintana Roo, México. Octubre del 2016




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jueves, 1 de septiembre de 2016

ALERGIA A LOS AINES

Uno de las situaciones más difíciles de enfrentar para los médicos, es tener que recetar desinflamatorios, analgésicos o medicamentos para controlar la fiebre, a pacientes que necesitan  de ellos para su recuperación,  pero que alguna de estas terapias presentan alergia a los AINES. Y esto se hace difícil debido a que no existe una gran variedad de analgésicos y antipiréticos no AINES con un efecto rápido y efectivo.

Y si es difícil para los médicos, es aún más complicado para los pacientes que tienen  el temor de consumir algún analgésico que les pueda causar una reacción alérgica, incluso con consecuencias mortales.

Los AINES (Anti Inflamatorios No Esteroideos), son un grupo de medicamentos que tienen la propiedad de desinflamar, contrarrestar el dolor (analgésico) o disminuir la temperatura elevada (antipirético). La industria farmacéutica hace combinaciones de estos medicamentos con otros que no pertenecen a este grupo, para conseguir los tres efectos.

Un paciente puede haber tomado AINES muchas veces sin haber presentado una reacción alérgica. Sin embargo, ésta se puede hacer presente en cualquier momento de su vida. 

Son más susceptibles de hacer alergia, aquellos pacientes que tienen antecedentes familiares de alergia a los AINES.

Entre los AINES más comunes el efecto predominante es:

-NAPROXENO: Desinflamatorio y analgésico.

-DICLOFENACO: Desinflamatorio.

-PIROXICAN: Desinflamatorio.

-MELOXICAN: Desinflamatorio.

-INDOMETACINA: Desinflamatorio y analgésico.

-SULINDACO: Desinflamatorio.

-NIMESULIDA: Antipirético y discretamente desinflamatorio.

-CELECOXIB: Desinflamatorio.

-KETOROLACO: Analgésico.

-ÁCIDO ACETIL SALICÍLICO: Antipirético y analgésico.

-NEOMELUBRINA (METAMIZOL, DIPIRONA): Antipirético y analgésico.

Las reacciones alérgicas a los AINES se caracterizan por los siguientes síntomas:

-Edema de la piel a nivel de mucosas (párpados, labios, boca, lengua, laringe, pulmones, área genital), aunque también se pueden presentar placas inflamatorias en la piel seca (ronchas o pápulas), conocidas como angioedema.

-Urticaria. También conocido como RASH y consiste en la comezón que se presenta en las áreas de angioedema. Algunas veces no existe la inflamación de la piel, pero es la fricción que condiciona el rascado lo que produce el angioedema. Por eso dicen las abuelitas de forma sabia: Cuando tengas comezón, no te rasques, pues te saldrán más ronchas.

-Espasmo. Es común en las reacciones alérgicas severas en donde se produce una inflamación importante que paraliza el área afectada. En las reacciones alérgicas el LARINGOESPASMO y el BRONCOESPASMO pueden ser mortales si no se atienden a tiempo. El Laringoespasmo se produce a nivel de la laringe que es el área posterior de la garganta que permite la entrada de aire hacia los pulmones. El Broncoespasmo ocurre dentro de los pulmones y se da a nivel de los bronquios y alveolos imposibilitando la entrada de aire y el intercambio gaseoso de oxígeno por bióxido de carbono.

Es importante no confundir efectos adversos de cualquier otro medicamento con reacciones alérgicas a los AINES. Cuando un paciente desconocido refiere tener alergia a los AINES, es pregunta obligada por parte del médico, que describa las características de su alergia.

No son alergia a los AINES:

-Dolor de cabeza

-Dolor abdominal

-Mareo

-Náuseas y vómitos

-Diarrea

Los pacientes con alergia a los AINES, deben estar enterados de cuáles son los medicamentos que pertenecen a este grupo. De igual manera, deben comentar en cualquier consulta médica su condición alérgica. De ser posible, deben andar con una tarjeta de identificación, distintivo o placa que revele su alergia a los AINES en caso de un accidente o pérdida de la conciencia.

Otra práctica que los alérgicos a los AINES deben evitar es la automedicación. No se debe tomar por ningún motivo medicamentos que no se conozcan ante el riesgo de sufrir una reacción alérgica.

El paciente con alergia a los AINES puede tener una alternativa terapéutica que su médico le indique para mitigar los malestares. Un ejemplo de ello es cuando existe fiebre, ésta se puede disminuir tomando suero oral, baño con agua tibia y ventilación. No es recomendable usar hielo o agua helada, pues aunque se logrará bajar la fiebre de forma momentánea, por efecto fisiológico del cuerpo, la fiebre se elevará nuevamente al retirar el agente frío, e incluso a temperaturas más altas. Lo mismo sucede con la aplicación del alcohol.

Merece mención aparte el PARACETAMOL. Este medicamento habitualmente se confunde con un AINE pero a pesar de tener efecto analgésico y antipirético, no pertenece a este grupo. Éste medicamento, puede ser una buena opción para las personas que padecen alergia a los AINES.

En resumen, es una práctica sana por parte de los pacientes conocer su estado alérgico, saber sobre los AINES e informar sobre su alergia a las personas que le rodean y en especial al personal médico y paramédico que pueda proporcionar medicamento.

Recuerda que aunque no hayas presentado alergias, éstas se pueden presentar en cualquier momento, así que no te automediques y en caso de existir una reacción alérgica, debes buscar atención médica de forma inmediata.


Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Quintana Roo, México. Septiembre del 2016






lunes, 1 de agosto de 2016

CRISIS DE LOS AÑOS PLATEADOS

Caminaba con la familia por las playas del caribe mexicano y no pude dejar de observar a una exuberante muchacha de menos de 25 años de edad, tomada de la mano de un hombre mayor de 50 años. A primera vista pensé que se trataría de un padre amoroso, sin embargo, la conducta cariñosa que demostraban me dio a saber que se trataba de una pareja felizmente ¿enamorada? ¡Eso no me toca juzgarlo! Pero sí me hizo recordar que era un ejemplo típico de las consecuencias de la CRISIS DE LOS AÑOS PLATEADOS.

¿De qué se trata esta crisis? Es la crisis que presentan las parejas cuando se tiene una edad  promedio entre los 40 a 50 años.  Es llamada de los años plateados porque a esta edad  las canas empiezan a notarse en las personas y junto con las canas otras características que más adelante describiré. Lo más lamentable de esta crisis es que relaciones maritales estables y sólidas pueden llegar a dañarse tanto que terminan en rupturas.

En este período de la vida adulta, ocurren cambios significativos en la fisiología  de la mujer que pueden resultar tan incidentes que  la obligan a modificar su conducta, e incluso, su estilo de vida. Mientras que para el hombre la vida sigue igual, únicamente con más cabello blanco que antes. Por consiguiente, esta diferencia que se va generando en la pareja repercute en su relación.    

Habitualmente, los jóvenes  inician un  noviazgo con personas de su misma edad o con un mínimo de diferencia. Como parte vital del ciclo familiar, después de un tiempo de relación, las parejas deciden vivir juntos o casarse para formar un hogar.

Al inicio del matrimonio, la feliz pareja está ocupada en crecer económicamente, en formar un patrimonio, la crianza de los hijos y una vida sexual plena, constante y satisfactoria (la mayoría de las veces) para ambos, sin embargo, el tiempo avanza de forma inexorable y se van presentando cambios fisiológicos en cada uno.

Es así que como  consecuencia de este proceso normal del desarrollo, la mujer inicia con el climaterio y la menopausia en la edad que corresponde a los años plateados. Cabe aclarar que no existe un tiempo exacto para ello, al igual que sucede en la adolescencia con la menstruación,    pues en cada mujer será diferente y  dependerá de sus características personales.

Muchas veces se confunde  climaterio con menopausia, cuando en realidad cada uno es un proceso bien definido.  El climaterio se caracteriza por ser el período que antecede a la menopausia, aunque algunas veces se prolonga hasta después de la misma. A su vez, se llama menopausia a la última regla o menstruación de la mujer. Esto explica que una mujer puede ya no tener sangrados menstruales, pero seguir con malestares generales. 

El climaterio tiene síntomas muy característicos como  son los bochornos que se presentan en la parte alta del cuerpo (cabeza y cuello) por lo general de tipo nocturno, alteraciones del patrón menstrual, disminución de la líbido (deseo sexual), mareos, irritabilidad y labilidad emocional, entre otros.

A diferencia de las niñas, que tanto en la escuela como en casa se les prepara para la menstruación, comúnmente la mujer adulta  no está preparada  para el climaterio y la aparición de los síntomas puede causar desconcierto en ella al no saber afrontar esta situación.

Siendo que una de las principales afectaciones es el área sexual,  la vida marital puede convertirse en un verdadero infierno, pues empieza a rechazar la intimidad con su pareja y en consecuencia, se generan conflictos importantes en la relación, mismos que  los cónyuges no saben explicarse porque desconocen el origen del problema.

Así como la mayoría de las mujeres no está preparada para esta etapa, mucho menos lo está el hombre,  quien no tiene la menor idea de lo que sucede con su pareja en el período del climaterio, mientras él se encuentra en pleno vigor sexual. Por consiguiente, los problemas sexuales fracturan la relación de la pareja y se presentan situaciones adversas como violaciones cuando la mujer accede a la relación sexual aun en contra de su voluntad, violencia intrafamiliar, separación, divorcio, en general  la CRISIS DE LOS AÑOS PLATEADOS.

También sucede que la mujer con tal de tener tranquilidad y evitar problemas, cumple con sus deberes maritales  siendo su único deseo el que su pareja quede satisfecho, sin importar lo que ella sienta o quiera. Esto condiciona severos problemas psicológicos en ella,  como distimia, ansiedad o depresión, ya que se experimenta como un mueble más de la casa que debe cumplir su función para no ser desechado, se siente  incomprendida porque ni ella misma puede explicarse lo que le sucede, sólo sabe que algo le pasa.

En otras ocasiones se comete el grave error de decir: Búscate a otra que te satisfaga y déjame en paz, dando así la pauta de la conducta a seguir.
El hombre, más sexual que pensante, inicia en esa búsqueda y habitualmente se interacciona con mujeres mucho más jóvenes, que ven en él una solvencia económica, una seguridad de vida y una posible estabilidad. De ahí, que después de un tiempo de relaciones, el hombre decide terminar su relación inicial y establecerse con su nueva pareja.
¿Víctimas o culpables? ¿Quién es el responsable de las CRISIS DE LOS AÑOS PLATEADOS, el hombre o la mujer?

En esta problemática no existen culpables. Existen víctimas del desconocimiento de nuestra propia fisiología porque no sabemos que a cierta edad el cuerpo humano sufre cambios tal como en la adolescencia. 

También son víctimas de la ignorancia cuando no reconocemos que algo no está bien y le restamos importancia al pensar que es por cansancio o fastidio. Por consiguiente, la relación de pareja se daña tremendamente por la falta de diálogo, sinceridad y confianza entre los cónyuges para aceptar que las diferencias maritales tienen una causa que requiere ayuda profesional de un  médico.

Cuando una pareja decide vivir juntos, dicen: En la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Y aunque el climaterio no es una enfermedad, sino un proceso fisiológico normal,  los síntomas que presenta pueden ser tan severos o más que incluso una enfermedad.

De ahí  la importancia de acudir al médico cuando los síntomas del climaterio se presenten, ya que al no darles la atención debida y oportuna, desencadenará situaciones cada vez más complejas, tanto en el estado físico como emocional de la mujer, y por ende, en la relación.   

Se recomienda a la pareja asistir juntos al médico, para que ambos reciban la misma información y de esa forma puedan entender  lo que sucede.

Las mujeres no deben olvidar que tienen una pareja a la cual deben cuidar y con mucho cariño y paciencia explicar cuáles son los sentimientos, sus síntomas y malestares.

También, recordemos que estos síntomas no son permanentes ni fijos, así que cuando existan momentos de bienestar físico, se debe buscar ese acercamiento e intimidad que permita fortalecer sus lazos esponsales.

De igual manera, es responsabilidad del hombre saber lo que sucede con su mujer, pues conociendo el origen de los problemas, es mucho más fácil buscar soluciones a los conflictos de pareja.

Muy importante es recordar que la mujer tiene DISMINUCIÓN DE LA LÍBIDO, pero no significa que ella NO TENGA líbido, de tal forma que el hombre se debe esforzar en favorecer la relación sexual generando un ambiente íntimo amoroso, cariñoso, provocando de forma sutil el deseo de su pareja. No siempre se logrará, pero que el intento no se deje de hacer.

Hombres, expresen su amor a sus mujeres y díganles cuanto las necesitan y desean. Les aseguro que es el amor y buen trato es el mejor medicamento para los síntomas del climaterio.

Mujeres, no sean egoístas y centren su vida en los síntomas que el climaterio les provoca. Recuerden que junto a ustedes tienen a un hombre en pleno vigor sexual que necesita de sus cuidados y de su amor.

La CRISIS MATRIMONIAL, puede solventarse con voluntad, con conocimiento, con atención médica, pero sobre todo, con amor, motivo por el cual decidieron formar una familia.


Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar


Cancún, Quintana Roo, México. Agosto del 2016





sábado, 2 de julio de 2016

¡ESTOY ABURRIDO!

Cuando las vacaciones se acercan, los niños se frotan las manos y los papás se comen las uñas.

Tener casi 45 días a un niño de vacaciones escolares en casa, es algo que en verdad puede trastornar la dinámica de vida de una familia.

Recuerdo que durante mi niñez podía pasar horas entretenido en juegos que hacía solo, ya que crecí en un rancho y no había niños de mi edad, por lo que creaba amigos imaginarios, inventaba historias y convertía los palos y piedras en los juguetes más sofisticados. Cuando tenía la suerte de que otros niños jugaran conmigo, la diversión era aún mayor. Sin embargo, al llegar las vacaciones mi panorama cambiaba radicalmente, pues siempre había visitas en la casa y otros niños con quienes jugar a la pelota, avión (o chácara como le dicen en Yucatán), a saltar la cuerda, béisbol, pesca-pesca, estatuas de marfil, busca-busca, timbomba (o quimbomba), andar en bici, entre muchos otros juegos en los que había actividad física casi siempre.

En la actualidad, los niños de la ciudad se han vuelto cautivos de sus casas, por diversidad de motivos: papás que trabajan (ambos), falta de alguno de los padres, ausencia de familiares cercanos, inseguridad, problemas en la economía. En consecuencia, este cautiverio conlleva a permanecer por largos períodos frente al televisor, o bien, al uso desmedido de la computadora, tabletas electrónicas, teléfono celular o videojuegos. Este tipo de actividades sedentarias causan en los niños severos daños en su salud, tales como sobrepeso,  obesidad, disminución de la agudeza visual, lesiones auditivas por utilizar audífonos durante mucho tiempo. También, otro aspecto de esta situación es que al quedarse en casa, muchas veces disponen de un espacio más reducido para sus juegos o actividades, lo cual propicia que tengan más riesgos de sufrir accidentes que pongan en peligro su integridad física, debido a que por naturaleza los niños son incansables, inagotables e inquietos.

Al iniciar las vacaciones, en el transcurso de la primera semana todo es algarabía y felicidad, los niños se duermen tarde y se levantan temprano (no todos), otros se despiertan hasta tarde. Sin embargo, después de algunos días con esta dinámica, los niños  empiezan a externar o dar muestras de sentirse aburridos.

Cuando escuchemos de los niños la frase: ¡estoy aburrido!, se deben encender focos de alarma en nuestro interior, pues casi siempre detrás de esta frase, va el pensamiento de una travesura en proceso.

Decía mi abuelita que la ociosidad es la madre de todos los vicios, así como también que la curiosidad mató al gato ¿Qué quiero decir con esto? Las estadísticas nos revelan que los accidentes en el hogar se incrementan hasta en un 15% cuando los niños están en vacaciones o días de asueto. Es por tal motivo que es necesarios que los niños permanezcan ocupados y bajo vigilancia de un adulto durante sus juegos, que aunque no garantiza que se eviten accidentes, si  pueden disminuir éstos de forma significativa en el hogar o durante los juegos.

¿Qué es lo que tenemos que hacer? 

Antes que nada identificar factores de riesgo para accidentes como por ejemplo, instalaciones eléctricas en mal estado o conexiones improvisadas, barandales o pasamanos de escaleras inestables o endebles, puntas afiladas de muebles, paredes o desniveles, juguetes dispersos por el piso, escaleras improvisadas o muebles que puedan servir para lo mismo, fugas de agua y gas, recipientes con sustancias peligrosas al alcance de los niños, objetos punzocortantes, armas de fuego, implementos de caza deportiva, fuego (encendedores, cerillos, velas, veladoras), cristales rotos, ventiladores sin protección, muebles en mal estado, objetos pequeños (los cuales se puedan introducir en boca o nariz), medicamentos, bebidas alcohólicas, joyería, avíos de costura y confección, bolsas de plástico (con las cuales se  pueden asfixiar), electrodomésticos y cualquier objeto o sustancia que represente un riesgo para producir accidentes.

El aburrimiento puede convertirse en una gran idea en la cocina, lavar el coche, bañar al perro, y en otras muchas cosas sencillas como caminar de las manos, y platicar. El  me aburro, es una forma de llamar la atención, ya que en realidad los niños no tienen razones convincentes para aburrirse de verdad.

Debemos enseñar a los hijos que con el aburrimiento también se aprende, y que hay un tiempo para todo incluso para no hacer nada. Además, que se puede transformar el aburrimiento en una carrera, jugar al aire libre con la arena de la playa, del parque, o también  disfrazarse para despertar la imaginación y creatividad. Claro que esto depende de la edad y debemos ajustarnos  a eso. Si son pubertos o adolescentes una noche  de refrescos y botanas acompañadas de chistes y contar historias de nuestra niñez o juventud pueden generar sonrisas, admiración y aumentar lazos de amor.

Cuenten su historia de vida, su niñez, travesuras, errores, triunfos, fracasos, victorias, logros, su vida sentimental, en como conocieron a su pareja, como se enamoraron y decidieron una vida en común. En cómo fue el embarazo de ellos, la alegría que significo su nacimiento, los sentimientos que se generaron en su corazón. Cuéntenles también en las travesuras de cuando eran chiquitos, su primera palabra, sus primeros pasos,  cuando los dejaron en escuela y muchas cosas que hayan realizado y que tal vez no recuerden. Podemos apoyar las charlas con fotos o videos. Revisar fotografías antiguas es una buena forma de crear identidad en los niños.

El aburrimiento en los niños es algo que podemos combatir sacándoles del uso en exceso de los aparatos electrónicos y dedicándoles en la medida posible tiempo de calidad. El crear recuerdos de convivencia familiar en nuestros hijos, será el mejor legado que podemos otorgarles, legado que algún día trasmitirán a otras generaciones que nos harán eternos en su amor.

Dr. Carlos Primitivo Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Quintana Roo, México. Julio del 2016

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