lunes, 1 de agosto de 2016

CRISIS DE LOS AÑOS PLATEADOS

Caminaba con la familia por las playas del caribe mexicano y no pude dejar de observar a una exuberante muchacha de menos de 25 años de edad, tomada de la mano de un hombre mayor de 50 años. A primera vista pensé que se trataría de un padre amoroso, sin embargo, la conducta cariñosa que demostraban me dio a saber que se trataba de una pareja felizmente ¿enamorada? ¡Eso no me toca juzgarlo! Pero sí me hizo recordar que era un ejemplo típico de las consecuencias de la CRISIS DE LOS AÑOS PLATEADOS.

¿De qué se trata esta crisis? Es la crisis que presentan las parejas cuando se tiene una edad  promedio entre los 40 a 50 años.  Es llamada de los años plateados porque a esta edad  las canas empiezan a notarse en las personas y junto con las canas otras características que más adelante describiré. Lo más lamentable de esta crisis es que relaciones maritales estables y sólidas pueden llegar a dañarse tanto que terminan en rupturas.

En este período de la vida adulta, ocurren cambios significativos en la fisiología  de la mujer que pueden resultar tan incidentes que  la obligan a modificar su conducta, e incluso, su estilo de vida. Mientras que para el hombre la vida sigue igual, únicamente con más cabello blanco que antes. Por consiguiente, esta diferencia que se va generando en la pareja repercute en su relación.    

Habitualmente, los jóvenes  inician un  noviazgo con personas de su misma edad o con un mínimo de diferencia. Como parte vital del ciclo familiar, después de un tiempo de relación, las parejas deciden vivir juntos o casarse para formar un hogar.

Al inicio del matrimonio, la feliz pareja está ocupada en crecer económicamente, en formar un patrimonio, la crianza de los hijos y una vida sexual plena, constante y satisfactoria (la mayoría de las veces) para ambos, sin embargo, el tiempo avanza de forma inexorable y se van presentando cambios fisiológicos en cada uno.

Es así que como  consecuencia de este proceso normal del desarrollo, la mujer inicia con el climaterio y la menopausia en la edad que corresponde a los años plateados. Cabe aclarar que no existe un tiempo exacto para ello, al igual que sucede en la adolescencia con la menstruación,    pues en cada mujer será diferente y  dependerá de sus características personales.

Muchas veces se confunde  climaterio con menopausia, cuando en realidad cada uno es un proceso bien definido.  El climaterio se caracteriza por ser el período que antecede a la menopausia, aunque algunas veces se prolonga hasta después de la misma. A su vez, se llama menopausia a la última regla o menstruación de la mujer. Esto explica que una mujer puede ya no tener sangrados menstruales, pero seguir con malestares generales. 

El climaterio tiene síntomas muy característicos como  son los bochornos que se presentan en la parte alta del cuerpo (cabeza y cuello) por lo general de tipo nocturno, alteraciones del patrón menstrual, disminución de la líbido (deseo sexual), mareos, irritabilidad y labilidad emocional, entre otros.

A diferencia de las niñas, que tanto en la escuela como en casa se les prepara para la menstruación, comúnmente la mujer adulta  no está preparada  para el climaterio y la aparición de los síntomas puede causar desconcierto en ella al no saber afrontar esta situación.

Siendo que una de las principales afectaciones es el área sexual,  la vida marital puede convertirse en un verdadero infierno, pues empieza a rechazar la intimidad con su pareja y en consecuencia, se generan conflictos importantes en la relación, mismos que  los cónyuges no saben explicarse porque desconocen el origen del problema.

Así como la mayoría de las mujeres no está preparada para esta etapa, mucho menos lo está el hombre,  quien no tiene la menor idea de lo que sucede con su pareja en el período del climaterio, mientras él se encuentra en pleno vigor sexual. Por consiguiente, los problemas sexuales fracturan la relación de la pareja y se presentan situaciones adversas como violaciones cuando la mujer accede a la relación sexual aun en contra de su voluntad, violencia intrafamiliar, separación, divorcio, en general  la CRISIS DE LOS AÑOS PLATEADOS.

También sucede que la mujer con tal de tener tranquilidad y evitar problemas, cumple con sus deberes maritales  siendo su único deseo el que su pareja quede satisfecho, sin importar lo que ella sienta o quiera. Esto condiciona severos problemas psicológicos en ella,  como distimia, ansiedad o depresión, ya que se experimenta como un mueble más de la casa que debe cumplir su función para no ser desechado, se siente  incomprendida porque ni ella misma puede explicarse lo que le sucede, sólo sabe que algo le pasa.

En otras ocasiones se comete el grave error de decir: Búscate a otra que te satisfaga y déjame en paz, dando así la pauta de la conducta a seguir.
El hombre, más sexual que pensante, inicia en esa búsqueda y habitualmente se interacciona con mujeres mucho más jóvenes, que ven en él una solvencia económica, una seguridad de vida y una posible estabilidad. De ahí, que después de un tiempo de relaciones, el hombre decide terminar su relación inicial y establecerse con su nueva pareja.
¿Víctimas o culpables? ¿Quién es el responsable de las CRISIS DE LOS AÑOS PLATEADOS, el hombre o la mujer?

En esta problemática no existen culpables. Existen víctimas del desconocimiento de nuestra propia fisiología porque no sabemos que a cierta edad el cuerpo humano sufre cambios tal como en la adolescencia. 

También son víctimas de la ignorancia cuando no reconocemos que algo no está bien y le restamos importancia al pensar que es por cansancio o fastidio. Por consiguiente, la relación de pareja se daña tremendamente por la falta de diálogo, sinceridad y confianza entre los cónyuges para aceptar que las diferencias maritales tienen una causa que requiere ayuda profesional de un  médico.

Cuando una pareja decide vivir juntos, dicen: En la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Y aunque el climaterio no es una enfermedad, sino un proceso fisiológico normal,  los síntomas que presenta pueden ser tan severos o más que incluso una enfermedad.

De ahí  la importancia de acudir al médico cuando los síntomas del climaterio se presenten, ya que al no darles la atención debida y oportuna, desencadenará situaciones cada vez más complejas, tanto en el estado físico como emocional de la mujer, y por ende, en la relación.   

Se recomienda a la pareja asistir juntos al médico, para que ambos reciban la misma información y de esa forma puedan entender  lo que sucede.

Las mujeres no deben olvidar que tienen una pareja a la cual deben cuidar y con mucho cariño y paciencia explicar cuáles son los sentimientos, sus síntomas y malestares.

También, recordemos que estos síntomas no son permanentes ni fijos, así que cuando existan momentos de bienestar físico, se debe buscar ese acercamiento e intimidad que permita fortalecer sus lazos esponsales.

De igual manera, es responsabilidad del hombre saber lo que sucede con su mujer, pues conociendo el origen de los problemas, es mucho más fácil buscar soluciones a los conflictos de pareja.

Muy importante es recordar que la mujer tiene DISMINUCIÓN DE LA LÍBIDO, pero no significa que ella NO TENGA líbido, de tal forma que el hombre se debe esforzar en favorecer la relación sexual generando un ambiente íntimo amoroso, cariñoso, provocando de forma sutil el deseo de su pareja. No siempre se logrará, pero que el intento no se deje de hacer.

Hombres, expresen su amor a sus mujeres y díganles cuanto las necesitan y desean. Les aseguro que es el amor y buen trato es el mejor medicamento para los síntomas del climaterio.

Mujeres, no sean egoístas y centren su vida en los síntomas que el climaterio les provoca. Recuerden que junto a ustedes tienen a un hombre en pleno vigor sexual que necesita de sus cuidados y de su amor.

La CRISIS MATRIMONIAL, puede solventarse con voluntad, con conocimiento, con atención médica, pero sobre todo, con amor, motivo por el cual decidieron formar una familia.


Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar


Cancún, Quintana Roo, México. Agosto del 2016